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Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que jamás saldría de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoría de los hombres en el instante en que Aureliano Buendía acabara de descifrar los pergaminos.
2 comentarios:
Está gracioso. Me identifico totalmente con el estilo de conducción karaoke/gritopelao, sólo que yo también voy marcando el ritmo dando puñetazos al techo del coche El Nota Style.
Nene, pillaste ya el vuelo, no?
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